viernes, 20 de junio de 2008

Con el agua hasta el cuello


"Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás. "


(Salmo 32: 6-7)

El artículo de esta semana, como no podía ser de otra manera, se vio teñido con los colores que salpica la situación que ha vivido nuestro país, Argentina, a lo largo de los últimos 100 días. Han sido días sumamente complejos en donde hemos podido apreciar cómo la disputa entre un sector cuyos intereses se han visto comprometidos por decisiones de un gobierno torpe, han disparado una multitud de complicaciones para el total de la población. Hemos visto con el correr de las horas cómo los precios comenzaron a elevarse mientras que las alacenas, heladeras y tanques de combustibles disminuyeron. Situación que, en términos de supervivencia es comparable con una inundación, con ese momento en donde a uno le llega el agua al cuello y es cuestión de minutos para que se encuentre totalmente hundido en un mar de desesperación. No pretendo disimular mi preocupación puesto que yo mismo tengo sentimientos encontrados respecto a lo que se vive por estas horas. Tampoco pretendo llevar al lector a un falso optimismo ya que pienso que un país no puede ni va a cambiar a menos que lo desee y por supuesto a menos que escoja el camino y la vida que muchos hemos encontrado en Cristo Jesús. Pero sí hay algo que puedo asegurar con toda claridad en medio de estos tiempos sombríos, y es que Dios es galardonador de los que le buscan y que a éstos, ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a ellos. La razón para esto es que Dios se convierte en ese refugio que uno no puede ni podrá jamás encontrar en un gobierno, ni en un partido político, ni religión, ni en absolutamente nada. Cuando la inundación te rodee y no veas más que agua por todos lados, bajo ningún punto de vista dudes de la provisión y protección de Dios. Esto es un privilegio que gozan aquellos que con todo el corazón depositan sus vidas en las manos de Aquél que todo lo puede, que llama a las cosas que no son como si fuesen, ese es Dios y nunca encontraremos mejor refugio en tiempos de tempestad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Son palabras de aliento y esperanza, confiamos y esperamos en nuestro Dios que a pesar de todo sabemos que tiene nuestras vidas bajo control!

Anónimo dijo...

Este artículo me fué de bendición y llegó a mi vida la Palabra de Dios a través de este comentario, pensamiento o reflexón como se lo quiera llamar. Esto me dá un nuevo aliento, nueva fuerza frente a todo lo que tenga que vivir. Y lo uno a Palabra de Dios recibida en el día de hoy que aunque el agua me llegue al cuello Dios está conmigo dándome,frente a lo imposible, siempre una solución.